18 Marzo 2020 | 19:59 - Redacción
Empiezan a llegar los primeros relatos para el concurso que tenemos abiertos desde Tentudía Directo, para estos días que vivimos en España de Estado de Alerta.
Este primero nos llega desde Segura de León de parte de María José Aradillas Oyola. Para participar tienes
aquí toda la información.
RELATOS DE CAPEAS
En estos días en lo que el agobio, la incertidumbre, el desasosiego y la desazón que provoca toda esta situación que está siendo a nivel casi mundial, me refiero a la “Crisis del Co-Vid-19”, a mí me sale de lo más hondo de mi ser y de mi alma un sentimiento que sólo entiende el que ha nacido, crecido y vivido en el pueblo de mi infancia y adolescencia, Segura de León. Este sentimiento viene de la fe hacia el Cristo de la Reja manifestada por muchos de allí y otros de fuera, este sentimiento es hacia las fiestas de “Capeas” que este año, si Dios quiere y todo pasará celebraremos el reencuentro con amigos y familiares con mucha más alegría que otros años, señal de que todo ha pasado: “Todo llega y todo pasa” nos decía nuestra querida y ya difunta Hermana Esther.
Este año viviremos anécdotas en cada entrada, en cada encierro, en cada Capea, en cada visita a los chiringuitos, en cada rincón de nuestros hogares y en cada sitio donde estemos.
Se me vienen a la mente miles de anécdotas vividas desde pequeña como cuando una vez que un día de Capeas estaban ya pasando por la antigua calle “José Antonio Primo de Rivera”, ahora “ José Pérez Jiménez” y mi madre se asomaba a la puerta para verlas pasar con la cadena echada y como ese día el ganado era manso me llamó para que viera las vacas y cuando nos salimos a la puerta estaba “Señó” Francisco el marido de Gabina que en paz descansen con unas naguas de la camilla con una rodilla en el suelo y las naguas totalmente extendidas diciendo:
-¡Eh, eh! ¡Vaaaaccaaaa!
Allí estaba él “plantao” como un auténtico Tomás Campuzano de los de antes con su gorra marrón, su camisa de cuadros y el pantalón gris de las Capeas, como aquél que está delante de un Miura para hacerle la Verónica y “Señá” Gabina llamándolo desde dentro:
-¡Francisco! ¡Francisco! ¡Ay que ver este hombreeee!
Aquello era para partirse de risa.
Anécdotas de ese tipo y en ese rinconcito de Segura que ha sido mi hogar hasta los 18 años podría contar miles.
¡Queridos amigos y familiares! Seguro que recordáis como yo la de carreras que habremos hecho desde la esquina de la cuesta de Manolo Gata hasta mi casa, carreras que ahora están siendo en otras partes, pero en fín, que dure la tradición y este año y que el Santísimo Cristo de la Reja lo permita, podamos disfrutar más que nunca de nuestras queridas Capeas.
¡Saludos desde Sevilla! ¡Un abrazo virtual!
